viernes, 31 de julio de 2009

Los días señalados



Avanza implacable el verano, aletargado, sin sobresaltos, y Cantillana tensa sus cuerdas aguardando la llegada de septiembre, el mes de los días señalados. Es una espera que comienza cuando el simpecado de la Virgen cruza el dintel de la parroquia el domingo de la Romería y finaliza cuando el lienzo del risco asciende hasta la bóveda de la capilla mayor. Pero, al llegar estas fechas, la impaciencia se acelera. Todo tiembla en el zaguán de la expectación: los corchos del risco, las colgaduras de la torre, las banderas y los arcos, la plata de los faroles, las mantillas y las peinas, los nardos sin cortar del paso, los vivas de Martín Rey, las uvas del sombrero, las riberas del Viar... Cantillana toda, que en estas semanas es gozo intacto y anhelo permanente. Septiembre es un mar inmenso donde los cantillaneros echan las redes de la memoria para verse reflejados en el espejo de las aguas. Reconocerse en la tradición inmemorial, mirar el rostro propio en los hechos que se repiten, encontrar en la Pastora el eje de la rueda del tiempo. El tiempo que se cumple al llegar los días que el calendario siglo tras siglo reserva para Ella. Ya no hay vuelta atrás, porque se aproximan nuestros días, Sus días. Los días señalados.




jueves, 9 de julio de 2009

Memoria gráfica (I). La Pastora en el paso (por José Manuel Barranca y Juan Antonio Espinosa)

Iniciamos esta sección de nuestro blog con una preciosa fotografía de principios del siglo XX, posiblemente del año 1909.

Pronto veremos cumplir un siglo a esta bella estampa en la que podemos observar a la Divina Pastora dispuesta en su antiguo paso para recorrer las calles de su pueblo, como viene haciendo de forma ininterrumpida desde mediados del XIX.
Pasa el tiempo…y esta instantánea es una prueba irrefutable de ello. Lo observamos en la apariencia de la característica peña del paso adornada con multitud de flores de tela contrahechas. Además en la parte superior de la misma, a la altura de la Virgen se sitúan dos candelabros de guardabrisas comúnmente denominados “mecheros”, característicos de los pasos de gloria sevillanos. El atuendo del Divino Pastor, así como su situación en el paso, también han cambiado. Al igual que la canastilla, que difiere bastante de la actual, pues en la imagen las andas todavía lucen la antigua, de metal plateado y corte recto.
Poco ha cambiado en cambio el árbol que la acompaña, en este caso un rosal que alude a los orígenes rosarianos de la hermandad, ya que las rosas simbolizan los avemarías que las almas devotas (las ovejas) ofrecen a la Virgen. Tradicionalmente los árboles de la Pastora de Cantillana han sido confeccionados de forma artesanal para la ocasión con flores de tela y así sigue haciéndose. Pende de una rama la paloma que derrama sobre María los siete dones del Espíritu Santo; esta figura ha sido recientemente recuperada con acierto.
En el centro, lo más importante de la fotografía y de la vida de todos los pastoreños; la carismática y devota imagen de la Divina Pastora de las Almas, que desde los orígenes de la devoción pastoreña Cantillana venera en su Iglesia Parroquial. Aquí la vemos con toca y luciendo el sombrero de malla de oro y pedrería reservado para su salida cargado de uvas y espigas. Lleva las que por entonces eran las joyas más valiosas de su rico ajuar: el tradicional lazo-aderezo de oro del siglo XVIII; el báculo de plata del Setecientos y la diadema que en 1903 le regaló su pueblo con motivo del II centenario de la advocación. En 1929 esta presea fue reemplazada en la salida procesional por la diadema de doce estrellas de oro y piedras preciosas que doña Pastora Solís Villalobos le obsequió: en los años veinte, por tanto, la Pastora de Cantillana era una de las poquísimas imágenes andaluzas que poseía corona de oro.
Joyas valiosas, pero no tanto como la mayor que posee el pueblo de Cantillana, que no es otra que la propia imagen de la Virgen, la misma que veneraron nuestros antepasados recibiendo siempre incesantes muestras de apasionado y delirante fervor en la singular noche del 8 de septiembre. Ha cambiado Cantillana, con una gente poseedora de unos valores totalmente distintos a los del siglo pasado, pero aun así se sigue manteniendo la esencia del pueblo, de su devoción pastoreña y de todo lo que rodea a la imagen de la Pastora Divina, porque ella no ha cambiado y no hay mejor forma de expresar este orgullo que llevamos tan dentro que gritar a los cuatro vientos: ¡viva siempre la misma!
José Manuel Barranca Daza y Juan Antonio Espinosa García.

martes, 7 de julio de 2009

Fiestas mayores 2009. Comienzan los trabajos para el montaje de la calle de Martín Rey











Como cada año al comenzar el verano, el grupo joven de la hermandad de la Divina Pastora de Cantillana comienza la tradicional labor de poner a punto todos los elementos que constituyen el montaje de arquitectura efímera con que se engalana en septiembre la calle de Martín Rey para recibir a la Virgen. Esta escenografía entre suntuosa y popular se consigue gracias a dos portadas de grandes proporciones que abren y cierran la calle, respectivamente, a las que se suman cuatro arcos triunfales y una gran cúpula que señala el sitio exacto de la ceremonia del sombrero. Las piezas están decoradas con cartelas, símbolos, celosías, cresterías, banderas, luces, flores contrahechas o guirnaldas naturales, como puede verse en la fotografía superior.

Este trabajo específico de los jóvenes pastoreños llegará hasta finales de septiembre (momento del desmontaje) y consiste fundamentalmente en vestir a mano los arcos y sus aderezos con papel picado blanco, siguiendo una estética de antigua ascendencia en Cantillana. Serán casi tres meses de esfuerzo diario para levantar un año más el exorno que merece "la gala y la gloria".

domingo, 5 de julio de 2009

Una tesis de justicia. El doctorado de Álvaro Román Villalón acerca de la Divina Pastora









1825 días de estudio e indagación. Cinco años de pacientes búsquedas en bibliotecas y archivos. Muchos cientos de horas de reflexión y redacción. Estas son las cifras que permiten dimensionar la labor académica e investigadora desarrollada en Roma por el sacerdote cantillanero Álvaro Román Villalón. Pero La Divina Pastora en los escritos de fray Isidoro de Sevilla, tesis doctoral defendida el pasado mes de abril por el padre Román en el Instituto Pontificio "Marianum" de la capital del Lazio, es mucho más que números deslumbrantes: esta tesis ha logrado saldar una deuda que llevaba pendiente varios siglos, pues Álvaro Román, alentado entre otros factores por la devoción pastoreña vivida y alimentada en su familia, su pueblo y su hermandad, quiso dedicar estos años de formación en Roma a estudiar de manera sistemática y científica los pilares teológicos y doctrinales de la advocación promovida por el Vicentelo capuchino, así como su trayectoria histórico-pastoral y su repertorio iconográfico. El resultado es elocuente y admirable: una monumental tesis doctoral pionera y novedosa que nos permite ahora conocer el fundamento de la devoción pastoreña con un rigor y una profundidad desconocidas hasta hoy.










Por ello, Cantillana -junto con todos los que se confiesan pastoreños- se siente orgullosa y satisfecha. Y por ello Álvaro Román quiso celebrar la culminación de sus estudios con la gente de su pueblo, a los pies de su amada Pastora, y lo hizo con una solemne eucaristía de acción de gracias que tuvo lugar en el altar del Camarín el pasado 24 de junio de 2009 (fotografía superior). Al terminar la misa, Antonio Castaño Villalón, hermano mayor de la hermandad de la Divina Pastora de Cantillana, agradeció al padre Álvaro la donación de un ejemplar de la tesis para el archivo de la corporación y le comunicó, entre la emoción y los aplausos de todos los presentes, su designación para quitar a la Virgen su sombrero pastoril en la calle de Martín Rey durante la procesión del próximo 8 de septiembre.